Fue en 2005 cuando se anunció la construcción de la presa El Zapotillo, impulsada por la Conagua, con apoyo de los gobiernos de Jalisco y Guanajuato; tendría una cortina de 80 metros, se construiría en tierras de Jalisco y llevaría agua del Río Verde hacia León, Guanajuato. Al día de hoy, un cerro destazado ladera abajo y un muro de 80 metros de concreto irrumpen en el curso natural del Río Verde, en Los Altos de Jalisco. Es la imagen de una represa que nunca ha tenido agua.
En 2008, el entonces gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, dijo que la cortina no mediría 80, sino 105 metros. Con esa altura el embalse ocuparía más de 4 mil 800 hectáreas, por lo que se inundarían tres comunidades: Temacapulín, Acasico y Palmarejo.
Las obras se adjudican a un consorcio en el que la mitad del capital lo ponen las mexicanas La Peninsular y Grupo Hermes, de Carlos Hank Rhon, y la otra mitad una empresa española: Fomento de Construcciones y Contratas (FCC).
En 2018, durante la “gira de agradecimiento” del Presidente Andrés Manuel López Obrador, manifestó en Guanajuato que la presa debería ser concluida “para que haya agua en León”
Los beneficios de las presas según la Conagua; preservaría el Lago de Chapala
Con la construcción de las presas El Zapotillo y El Purgatorio, a la Zona Metropolitana de Guadalajara llegarían 5.6 metros cúbicos de agua por segundo (m³/s), lo que “permitirá preservar el Lago de Chapala y contribuir al rescate ecológico de la Cuenca Lerma Chapala”, señala la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en su página web.
El adicional de las presas es casi equivalente al aporte actual del Acueducto Chapala-Guadalajara y con la entrada de estas fuentes de abastecimiento, el SIAPA podrá “jugar con sus fuentes”, es decir, si el Lago de Chapala tiene niveles bajos, sustraerá más de las presas, pero si el lago tiene buenos niveles, podrían dejar recargar los pozos.
Los 5.6 m³/s beneficiarían a más de cuatro millones de habitantes.
Opositores al proyecto buscan desmantelar la presa
El comité Salvemos Temacapulín, Acasico y Palmarejo pidió la cancelación y desmantelamiento del proyecto de infraestructura hidráulica que incluye la presa El Zapotillo, el acueducto Zapotillo-León y la presa El Purgatorio, en respuesta al presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, quien anunció la semana pasada en León, Guanajuato, que la obra sería terminada y llevaría agua a la ciudad guanajuatense.
Desde el inicio se gestó una de las luchas más peculiares de las últimas décadas en México: la Revolución del Agua de Temacapulín, una movilización de un millar de habitantes de los tres poblados milenarios, que durante 12 años se han opuesto a la represa que los expulsaría de sus casas e inundaría miles de hectáreas de tierras fértiles y sus sitios de ceremonias, iglesia y panteón. Su patrimonio tangible e intangible.
En 2005 Conagua autorizó el proyecto sin consulta ni información a las comunidades, pese a que así lo estipulan tratados internacionales ratificados por México.
Los pobladores enviaron cartas a los ayuntamientos, organizaron marchas y plantones, impulsaron una batalla judicial para evitar ser desplazados.
Su lucha se acentuó cuando la Conagua licitó la construcción de una presa del doble de capacidad e impacto autorizado, de 105 metros de altura. Estos cambios, que suponían la inundación y afectación definitiva de las comunidades, se presentaron sin una nueva Manifestación de Impacto Ambiental.
Sin embargo, los opositores pretenden desmantelar la presa y buscar un modelo de gestión sustentable, contrario a lo expresado por el gobernador electo, quien aseguró que se ‘‘defenderá el agua para Jalisco’’ y por ello se dará continuidad a la presa El Purgatorio, que junto con El Zapotillo garantizaría el abasto de agua para Guadalajara.
López Obrador y Enrique Alfaro, a favor de continuar la obra
López Obrador dijo en León que la presa El Zapotillo (cuya cortina quedó en 80 metros de altura por un amparo otorgado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en noviembre de 2015) será terminada y ‘‘no se van a violar los derechos humanos. No van a desaparecer los pueblos. Vamos a ser respetuosos de la altura de la cortina y a tener un acuerdo con el gobierno de Jalisco’’.
El presidente electo afirmó lo anterior en su ‘‘gira de agradecimiento’’. Adujo que la obra no puede quedar inconclusa porque ‘‘se ha invertido mucho dinero’’ (al menos 20 mil millones de pesos).
‘‘Sería fácil para mí decir: ‘Ahí que se quede. Total, yo no hice el compromiso’. Si actuara de esa manera sería muy irresponsable. El dinero es de todo el pueblo y por ese motivo ninguna obra inconclusa va a quedar en el abandono. Tenemos que terminar toda la obra que está en proceso’’, afirmó.
Sobre el aval de López Obrador a la presa, Alfaro comentó que la cortina de El Zapotillo quedará en 80 metros. ‘‘Yo ratifiqué esta información con varios funcionarios del gobierno federal y estamos de acuerdo en que se hagan obras para evitar la inundación de Temacapulín’’.
Según el gobernador, como la presa ya está construida se debe modificar el acuerdo de distribución de agua de El Zapotillo, garantizando primero el abasto para Guadalajara y los Altos de Jalisco antes del trasvase a Guanajuato, para lo cual es necesario garantizar que funcione El Purgatorio, presa derivadora de El Zapotillo cercana a Guadalajara, con lo cual se garantizaría el suministro a la capital.
El proyecto Zapotillo-Acueducto Zapotillo a León comenzó a promoverse en 2005 y su construcción se inició en 2009. ‘‘Desde entonces los gobiernos locales y federales del PAN (Partido Acción Nacional) y del PRI (Partido Revolucionario Institucional) lo han querido imponer violando derechos humanos, devastando la naturaleza, mintiendo sobre estudios técnicos, incumpliendo acuerdos y leyes, derrochando recursos públicos y cometiendo graves actos de corrupción sin generar una sola gota de agua’’, dijo el comité Salvemos Temacapulín.
En agosto pasado el Congreso local presentó un informe técnico sobre alternativas de gestión integral y sustentable del agua en Jalisco, en el cual se afirma que mientras no esté demostrado que el bien mayor de acceso al agua sea superior a las inversiones realizadas, la obra no es justificable desde el punto de vista social, económico ni ambiental.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos emitió en 2009 una recomendación y medidas cautelares en 2017 en favor de los pobladores de Temacapulín, Acasico y Palmarejo, ante la posibilidad de que fueran desplazados por El Zapotillo.
Indemnización millonaria
En medio del conflicto, el ex sacerdote Gabriel Espinoza pasó de guía espiritual a vocero del Comité Salvemos Temaca.
Decidió abandonar el sacerdocio en 2015, debido a las presiones al interior del Arzobispado por su participación en el comité. De él es la frase “agua para todos y agua para siempre”, un lema que surgió en 2010 en las mesas de diálogo que sostuvo la comunidad con la Secretaría de Gobernación, a cambio de liberar el bloqueo que mantuvo la obra detenida en el Río Verde, tras el primer fallo judicial que ordenó su suspensión.
Para el religioso-activista, el problema se sintetiza en los beneficios económicos que deja este tipo de obras: “Les interesa el agua siempre y cuando ellos vayan a adquirir grandes ganancias; Temacapulín ha demostrado que podemos ser autogestivos y defendernos de empresas extranjeras, mexicanas, y de los gobiernos corruptos”.
Los fallos judiciales se sucedieron hasta llegar a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que en 2013 decretó que la represa debía apegarse a la altura y capacidad que planteó la declaración de impacto ambiental y no a la que se licitó.
Con información de Vanguardia y El Informador