La muerte de Camila, una niña que fue invitada a una alberca por amistades de su familia, posteriormente murió y sus restos fueron metidos en una cajuela, destapan la ingobernabilidad que opera en Guerrero.
La detención de los presuntos homicidas se vio opacada por una turba enardecida que hizo justicia por su propia mano, linchando a los presuntos criminales.